Cuentos del Campo de Calatrava

LAS HAZAS DE LA IGLESIA

                                                                                              por Kalat Rabah                         

Yo, D. Diego de Aranda, prior de esta humilde abadía de Santa María, en vista de los acontecimientos que acaecen, he decidido dejar por escrito todo cuanto pueda recordar, en espera que mis palabras lleguen algún día  a las manos adecuadas.

“Corría el año de Nuestro Señor de Mil Ciento Cincuenta, cuando D. Alfonso VII, cedió la custodia de Calatrava a nuestra Orden. Tres años antes había sido reconquistada para la cristiandad, con la ayuda, entre otros muchos, de un nutrido grupo de caballeros templarios.

Bajo la talla de la Virgen que hoy custodio, se guarda con celo el manuscrito que relata como nuestra Señora ayudo a mis hermanos en la conquista de la fortaleza. Y donde cuenta como habiendo caído la noche sobre la aldea que llaman Malagón, entre las tropas de la cristiandad fue corriendo el rumor, de que si al día siguiente Calatrava no era tomada, habría que retroceder de nuevo hasta un enclave seguro. El castillo estaba bien defendido, el enemigo había cubierto las murallas con una cadena humana de centinelas que guardaban cada una de sus piedras y penetrar en la inexpugnable fortaleza, era una misión, que simplemente se antojaba inalcanzable.

Fue al Temple, junto con las mejores tropas del rey nuestro señor, a quien se le encomendó la tarea de abrirse paso hasta los mismos pies del castillo. Y rayando el alba se encontraron nuestros caballeros justo frente al imponente alcázar, al otro lado del río que defiende la alcazaba y separados de esta por cuarenta brazas de terreno pantanoso… CONTINUAR  Las Hazas de la Iglesia

CUENTOS DE BRONCE

 Hola, amigos, a continuación os presento dos capítulos de una historia que ocurrió aquí, en nuestra localidad,hace muchos años, en el 1.500 a. de C., esto es, en pleno Bronce de la Mancha, también nombrado por algunos autores como Cultura de las Motillas. Como sabéis en el límite de  nuestra  localidad con Fernancaballero existe la Motilla de la Dehesa de Carrión, también conocida como de la Encarnación o del Quintillo,  además de la Motilla de Malvecinos, que la asociación a vuelto a poner en valor.

EL REGRESO DE MARDUK

A Yoás casi se le saltan las lágrimas cuando distinguió a los lejos la torre maciza de su poblado, emplazado en la vega del reseco río Anas. Desde los diez años acompañaba con frecuencia a su padre, Marduk, en sus cacerías, y ya a sus trece años tenía unas piernas fuertes y resistentes y casi era considerado uno más de la partida de cazadores.

Pero habían pasado ya más de diez lunas de su partida, tenía todo el cuerpo lleno de profundos cortes de espinas, y su estómago le recordaba que en todo el día solo había recibido unos breves sorbos de agua.

“Se ha portado bien el muchacho” pensó Marduk, mientras ayudabaa caminar a suamigo Jiram.

“¿Cómo vas?” le dijo a su compañero.

“Esos malditos perros casi me devoran, si no llega a ser por el filo del cuchillo que me prestaste, no hubiera podido con ellos”, contestó Jiram.

“Ese cuchillo es ya más tuyo que mío, Jiram, quédate con el”, determinó Marduk.

Le pareció lo mínimo que podía ofrecer a su compañero, ese valioso cuchillo de cobre arsenical por el que tuvo que dar diez pieles de nutria. Jiram se la había jugado atrayendo hacía él a los hombres de Assur y a sus temibles perros de presa.

Solo su acreditada resistencia y el gran conocimiento que tenía de la sierra le habían librado de morir devorado, al meterse por aquella densa zona de espinos había podido dividir a aquellos tres canes, y así, poder acabar con ellos uno a uno, despistando también a sus perseguidores.  continuar…El Regreso de Marduk

   La Huida de Jiram

      Despertó sobresaltado y lleno de sudor, se levantó la amplia túnica que durante estos últimos días era su prenda habitual y vio como su cuerpo seguía cubierto de eczemas y heridas mal cerradas.

A la mente de Jiram volvieron, una noche más, las punzadas de las zarzas en su cuerpo, mientras corría entre aquella maleza para despistar a los hombres de Assur, el señor del cerrajón, y sus temibles perros de presa. Los colmillos del endiablado alano de color casi negro estuvieron muy cerca de acabar con su vida.

Su última aventura junto a su amigo Marduk, y al hijo de este, Yoas,  de trece años, le había llevado muchas jornadas hacia el norte, a un próspero poblado al lado del rio Taj, para conseguir nódulos de sílex , puntas de flecha de cobre y otras herramientas de cobre arsenical. Pero a la vuelta, una de las patrullas que Assur, el reyezuelo de la zona, disponía para evitar el contrabando, los descubrió, y él, ágil y resistente, había atraído hacia sí a hombres y canes para que Marduk y Yoas pudiesen huir.

A pesar de los emplastos de arcilla mezclados con caléndula y cola de caballo que el sabio Noah le había preparado y aplicado sobre sus heridas, estas no acababan de cerrarse…LA HUIDA DE JIRAM

De cómo los lobos se quisieron comer a María 

Rondaba el año 1921, Heraclio, mayoral de ganado, junto con su esposa Daniela y sus hijos Juliana, Pascual, Franco y María llevaban un año en un majada junto al hervidero de Villafranca, al pie de la sierra de Ballesteros.

Pascual, mozo ya metido en quintas, y Franco ayudaban a su padre con las ovejas, Juliana, de 15 años, Franco y María, de 9, ayudaban a su madre, no habiendo más diversión por aquellos lares, que las visitas que las mocitas hacían ,de cuando en cuando, al pueblo  con el fin de proveer la despensa y de mercar algún retal e hilos para hacerse algún vestidillo.

También tenían dos vecinos; Matías, el labrador; con su familia , y un poco más retirados, a más de un kilómetro, estaba el guarda de la finca de los Comodines y su familia, una de sus hijas, Benilde, enseñabaa bordar a María.

Cada vez que María quería bordar con Benilde  tenía que recorrer, almohadilla a la cadera, un largo trecho paralelo al arroyo del Tamujar, que en aquella época no dejaba de correr en todo el año, habiendo en sus márgenes gran profusión de carrizos y juncos.

Una tarde, ya de regreso a la majada, María vio acercase tres perros grandes. Al principio no se les hizo mucho caso, porque aunque joven, era atrevida y estaba acostumbrada a tratar con los grandes mastines de la majada, así que siguió andando.ContinuarJULIANA[1]

Deja un comentario